Sé amable y cordial. Las mejores relaciones comienzan con un “hola”, no le temas a tus vecinos, busca siempre mantener buenas relaciones sociales con ellos. Trata a los demás como quieras ser tratado. /
Respeta el espacio ajeno. No invadas el espacio de tus vecinos: respeta sus entradas, su área de parqueo, y todos los límites. /
Modera el ruido. Sé consciente de la comodidad y tranquilidad de los demás, evita tener música a altos volúmenes, no usar un taladro a altas horas de la noche, que tu mascota no ladré todo el día, y sé prudente con el volumen de tus interacciones personales. /
Respeta la privacidad de los demás. Si bien vivir en comunidad es altamente relevante, esto no quiere decir que podamos invadir la privacidad de nuestros vecinos. Sé prudente. /
Cuida a tus mascotas. Si tienes mascotas, su limpieza es clave, siempre que las saques a pasear hazlo con correa y recoge sus desechos. No dejes que ellas ensucien las áreas de tus vecinos. /
Conserva limpios los espacios de tu hogar que son públicos. Procura la limpieza de tu cochera y fachada, así como la de tu jardín para que la comunidad siempre se vea limpia. /
Saca la basura en tiempo y forma. Sacar la basura en los días y horas adecuadas ayuda a evitar plagas y malos olores; además promueve una comunidad higiénica. /
Paga tus cuotas a tiempo. Sé puntual con los pagos relacionados a las áreas comunes, a nadie le agradan las personas morosas, porque eso termina perjudicando a todos. Pero si tienes problemas es mejor comunicarlos para recibir apoyo. /
Cuida las áreas comunes. No importa si sólo son las calles o son diferentes áreas compartidas, siempre vela por su cuidado y limpieza: ¡deja esos espacios como quisieras recibirlos! /
Respeta las reglas de tu condominio o zona habitacional. Cada fraccionamiento o zona residencial cuenta con un sistema de administración que marca una serie de reglas pensadas para hacer más fácil la convivencia.